La Estrella Lupus

Era lunes y Lily despertó, como siempre, muy temprano para ver el amanecer. Llevaba consigo la piedrecita blanca de las Montañas Humeantes, y dio su saludo de buenos días a Matthew, y agradeció a Dios por el Nuevo y Hermoso Día.

Después de arreglarse para la escuela, recogió su mochila y bajó para desayunar con su Padre.

—Buenos días, pequeña —dijo este, y Lily respondió:

—¡Buenos días Papá! ¿Y Mamá? Está en el jardín con Brya, parece que hoy no se encuentra bien. Ha estado muy quieta y no ha querido comer, su corazón está más lento hoy. Ya hemos llamado al veterinario.

Lily salió al jardín y Brya la miró. No fue capaz de levantarse, solo movió su peluda cola en señal de alegría al ver a Lily. Brya era una perra loba negra con reflejos blancos en el pecho y las patas, era hermosamente peluda y era la compañera de Lily desde que tenía un año. Fue un obsequio de sus Padres, ya que a Lily le encantaban los perros.

Lily sintió mucho dolor al ver a su gran amiga y compañera de esta manera, ya que Brya era muy juguetona, y hoy, verla así, dejó a Lily con una gran tristeza. La Madre de Lily le dijo que fuera a la escuela tranquila, que ella se encargaría de cuidarla hasta que regresase.

La estadía en la escuela hoy se hizo muy larga para Lily pensando en su Brya. Ya regresando a casa encontró a Brya en el salón, acostada en su cama y con sus juguetes a su lado. Lily se acercó y le dio un beso, y acariciando suavemente su pelaje le susurró: “te pondrás bien”.

La Madre de Lily se acercó y le pidió que la acompañara a la cocina, allí ella le dijo que el corazón de Brya estaba muy mal, y que no le daban mucho tiempo, que ahora necesitaba mucho descanso y compañía para que no se sintiera sola. Lily comenzó a sollozar y a temblar, su amiga y compañera estaba sufriendo y ella no podía hacer nada…

Lily no se quiso separar ni un momento de Brya, llegaba de la escuela y la cuidaba con una dedicación y amor tan especial, como sólo ella podría hacerlo. Les pidió permiso a sus Padres para quedarse a dormir cerca de Brya, y esta no apartaba la mirada de Lily en ningún momento. De vez en cuando movía su peluda cola para agradecerle todo lo que Lily estaba haciendo.

Había pasado una semana y Brya estaba cada día peor, su Padre le explicó a Lily que un año de vida de los perros correspondía a siete años para los humanos. De ahí que Brya tenía once años, que en realidad equivalían a setenta y siete años humanos, por lo que era una edad bastante avanzada, y debía prepararse para despedirse de ella y agradecerle todos los buenos momentos que pasó a su lado.

Lily se tiró a los brazos de su Padre y rompió a llorar, sentía un fuerte dolor en el pecho y un ahogo en la garganta. En esos momentos se oyó que tocaban la puerta de entrada, y el Padre de Lily fue a ver quién era. Al abrir se encontró al Señor Sam Wolf, al cual hizo pasar al salón. Lily se acercó y se quedó sorprendida de verlo, no había olvidado la última vez que lo vio en las Montañas Humeantes.

Sam le había explicado al Padre de Lily que la manada de lobos sabía que Brya se iría pronto, y querían que regresase de nuevo a su hogar. Brya fue adoptada por el Padre de Lily cuando esta, de cachorra, fue encontrada vagando por el bosque.

Sam Wolf les dijo que mañana los esperaba al pie de las Montañas Humeantes, el Padre de Lily dijo que allí estarían y se despidieron. Sam  dio las buenas noches a Lily, y ella, con un gesto, le respondió, ya que no podía articular una sola palabra. Lily pasó la noche cerca de Brya, y no la dejó en ningún instante.

Era sábado y esta vez Lily no fue a ver el amanecer, su tristeza era tal que no quería separarse de su amiga. Luego del desayuno, el Padre de Lily lo dispuso todo para el viaje, colocaron a Brya en la parte trasera del carro con su manta de cuadros, su almohada de felpa y sus juguetes. En el trayecto, Lily no le perdía la mirada a Brya, esta respiraba cada vez con más dificultad, y solo de vez en cuando daba una mirada a Lily y volvía a cerrar los ojos. Mientras tanto, Lily le cantaba canciones de cuna, ya que a Brya le gustaba mucho, pero esta vez Brya no dio señal de que la escuchaba; Lily tocó el pecho de Brya y aún se oían los latidos de su corazón, pero muy suavemente. Lily comenzó a acariciarle el pelaje y a besar su hocico, y le decía lo mucho que la quería y cuánto estaba agradecida con ella por todo su amor y cariño.

El Padre de Lily la llamó y le dijo:

—Llegaremos en diez minutos —y así fue, llegando al pie de la montaña estaba Sam Wolf esperándolos. Los ayudó a cargar con Brya y se adentraron al bosque, a los Misterios de las Montañas. Luego de veinte minutos de caminata llegaron a un arroyuelo bordeado de pequeñas flores, hojas secas del otoño y unos enormes árboles. Sam les dijo que pusieran a Brya cerca del arroyuelo, y así lo hicieron. Brya ya no respiraba bien y casi no se le oían los latidos de su corazón. Lily se despidió de Brya con un abrazo y, entre sollozos, le dijo que siempre la llevaría en su corazón. Sam le explicó a Lily que los lobos tienen un lugar especial en el Cielo, que todas las almas de los lobos son chispas de luz de la Gran Estrella Lupus, una constelación muy hermosa y brillante. Cuando un lobo muere, las Hadas del bosque lo guían junto con los Devas, que son los Guías Mágicos de los animales y las plantas. Ellos se encargan de guiar sus almas. Lily quedó extasiada, y entre su dolor y sorpresa, solo podía asentir con su cabeza en señal de haber entendido lo que iría a suceder.

Después de esta explicación, vieron como Brya dio su último suspiro, y Lily se aferró a su Padre. Luego vieron cómo de entre los árboles y las hojas salieron unas pequeñas luces con alitas. Eran las hadas del bosque, que rodearon el cuerpo de Brya y danzaron a su alrededor. Menos de diez minutos después salió del cuerpo de Brya una luz azul muy intensa que comenzó a danzar al ritmo del canto de las Hadas. Lily estaba con los ojos muy abiertos viendo todo lo que sucedía. Luego esa luz azul se acercó a Lily y la rodeó, iluminándola, y la tristeza que Lily sentía fue desapareciendo, y Lily se sintió con una gran paz y en alegría. La luz azul comenzó a dar vueltas por el bosque y las hadas le acompañaban, y Lily comenzó a seguir la luz, y así estuvo jugando con la luz de Brya, por unos momentos en donde la Magia del bosque dejó que Lily volviera a sonreír con su querida amiga.

Sam se acercó a Lily y le dijo que había llegado la hora de la despedida. Lily puso su mano sobre su corazón, miró la luz de Brya y le dijo:

—¡Te llevaré conmigo siempre! —la luz azul rodeó a Lily por última vez, y las hadas la condujeron al Cielo estrellado. Lily no se perdió un segundo de ese momento mágico hasta que ya no pudo ver la luz de Brya, y en ese mismo instante, se divisó toda la Constelación de Lupus, aún más Brillante que antes…

Lily no quería dejar de mirar el Cielo y también buscó la estrella de Matthew, y le contó todo lo sucedido. Puso su mano en su corazón y dijo:

—Matthew, tú también podrás ver la estrella de Brya.

El Padre de Lily la abrazó y le dijo a Lily que debían de regresar, se despidieron de Sam Wolf, y Sam miro a Lily y le dijo:

—Nos veremos pronto, pequeña.

Al regresar a casa, Lily no dejaba de mirar al Cielo pensando en Brya y en Matthew, sus mejores amigos y compañeros de aventuras. Lily cerró los ojos y susurró: “Brya y Matthew, les veré en mis sueños”.

14 Comments

  1. Muchas gracias, Lily Miller.
    El destino o el polvo de estrellas y las Hadas con las que me saludaste ayer, me han llevado a encontrarte. Doy gracias por todo ello que lo haya hecho posible. No sé si sabrás porqué necesitaba leer “La Estrella de Lupus”. Muchísimas gracias. 😻
    Te llevo a mi sitio bonito 😉😊

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    1. Pensaba que lo habrías adivinado.
      No hay mucha historia que contar, si me lo permites las guardaré en mis recuerdos a buen recaudo, además sería demasiado larga para escribir aquí, qué más decirte que mi pastor alemán que siempre a sido encantador, nos dejó hace poco más de una semana. Por ese motivo algo me ha llevado a encontrar tu publicación “ La Estrella Lupus”, o quizá sean casualidades de la vida, siempre misteriosa. “La Estrella de Lupus” me ha llegado a mi corazón ❤️ Y me ayuda mucho. Creo en las estrellas y en el Universo y en que por algo pasan las cosas. Todas las cosas. Un abrazo, Lily M.

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      1. No existen casualidades sino «Causalidades», he preguntado a las Estrellas y Brya y tú «Encantador» pastor alemán están juntos, tengo la certeza que él te guió con Polvo de Estrellas hacia «La Estrella Lupus». No adivino, sólo siento a las Estrellas…Que las Hadas te acompañen al mundo Mágico de los Sueños y puedas «Despertar».

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