Un viaje muy Especial

Los días fueron pasando muy lentamente para Lily, extrañaba mucho a su mejor amiga peluda. Ya habían pasado ocho días del viaje a las estrellas de Brya.

Hoy era viernes y Lily llegó muy silenciosa de la escuela, saludó a su Madre y le dijo que estaría en el jardín. El atardecer estaba hermoso con los arreboles naranjas, amarillos, rosados, violetas… y todo le hacía recordar a Brya. Fueron muchos años de complicidad en las aventuras, en sus sueños, en sus lecturas. Brya disfrutaba cuando Lily le leía algún libro.

La Madre de Lily la llamó para la cena. El Padre de Lily había llegado justo a tiempo, saludó a su pequeña y le pregunto cómo había ido su día. Lily le respondió lo que había sucedido con todos los detalles.

El Padre de Lily amaba escucharla porque lo hacía con mucho énfasis y energía, y describía cada suceso con tantos gestos y miradas, que casi le faltaban brazos para describirlo todo. Era muy elocuente contando sus cosas.

Esa noche, el Padre de Lily la llevó a su biblioteca. «Un Maravilloso Mundo», decía Lily cuando describía la biblioteca de su Padre desde que era bien pequeña.

—Hoy te mostrare unos de mis libros favoritos —y sacó del tercer estante de la derecha, frente a su escritorio, un libro grande y de muchas páginas. Era el libro de «Las Mil y una Noches». Lily abrió los ojos y la boca por la gran sorpresa, y quedó fascinada con el libro. Le pidió permiso a su Padre para poder quedarse en la biblioteca y poder leerlo. Su Padre la autorizó y Lily le dio un abrazo y dijo:

—¡Gracias Papa, por todo lo que me das!

—Te lo mereces, pequeña. Le diré a tu Madre que no se preocupe, que, por hoy, subirás más tarde. Pero no te entusiasmes, te conozco, pequeña, una página luego se convierte en diez, veinte o veinticinco, y mañana debes ir a la escuela.

—No te preocupes, Papa.

Cuando Lily se quedó sola, abrió el maravilloso libro y comenzó leyendo una, dos, tres páginas, y fue adentrándose en un Mundo Mágico, nuevo y desconocido…

Fueron pasando los minutos y Lily comenzó a sentirse cansada. Cerró los ojos por un momento y se quedó dulcemente dormida en el sillón de la biblioteca. El libro se quedó abierto sobre su pecho y una luz de hadas la rodeó y acompañó al mundo de los sueños. De repente, se oyó un estruendo. El libro se había caído sobre la alfombra y Lily seguía durmiendo. Pasaron algunos minutos y  se oyeron unas risas, y a continuación, unas voces que repetían: “¡Lily! ¡Lily! ¡Despierta! ¡Abre los ojos, estamos aquí!”. En ese momento, Lily abrió los ojos y miró hacia el libro que estaba sobre la alfombra. De repente se vio una luz blanca que salió del libro y se oyó nuevamente: “¡Lily!”, y del libro salieron dos niños vestidos de blanco y con zapatos de punta de color marrón. Dijeron:

—¡Hola Lily! Somos Alí y Hassam, hemos venido de la tierra del Nunca Jamás para llevarte a un Gran Viaje —Lily no podía creer todo lo que estaba sucediendo, pero saludó a los niños con una sonrisa.

—¿Estás preparada? Debemos partir.

—¿Partir? ¿Ahora? ¿Cómo? ¿Y mis Padres? —entonces Hassam se le acercó y le dijo:

—Mira hacia el sillón —Lily le obedeció y vio cómo su cuerpo seguía en el sillón, aunque al mismo tiempo ella estaba allí, hablando con los niños. Alí le dijo:

—Estás en el mundo de los sueños. Para que te des cuenta, salta y verás que puedes flotar —Lily dio un salto y quedó flotando, y era tanta su alegría y sorpresa que decía:

—¡Puedo volar! —y comenzó a reír y a dar vueltas alrededor de la biblioteca. Alí y Hassam le decían al unísono:

—¡Para, Lily, para! —esta se quedó quieta un momento y les dijo:

—¿Y ahora qué hacemos? —los niños le respondieron:

—Te llevaremos a dar un paseo. Esta vez será un poco corto, pero la próxima oportunidad iremos por más tiempo. Debes acostumbrarte primero —Lily asintió con la cabeza y los tres niños dieron un salto y entraron dentro del libro. Todo era Fantástico, fueron volando por lugares maravillosos, por las Tierras Mágicas de Aladino y La Ciudad de Bronce; y se encontraron con La Reina de las Aves y con Alí Babá. Cada lugar era un mundo diferente donde los animales hablan nuestra lengua, y donde hay personas de todos los tamaños, desde la más pequeña hasta  los gigantes, los Guardianes de los templos Mágicos… en fin, Lily quedó tan prendada por tanta Magia que no podía articular ni una palabra. Así, pasaron las horas de lo que parecería que fueron días para Lily. Era tanto y todo tan único y especial, que no quería regresar a su casa. Sin embargo, los niños le dijeron que era hora de regresar, y Lily asintió con la cabeza, se quedó un momento en silencio y preguntó:

—¿Puedo volar a cualquier lugar? —ellos respondieron que sí.

—En el mundo de los sueños, todo es posible. Puedes ver el pasado, el presente y el futuro. ¿Quieres ir a un lugar especial? —preguntaron los niños, y ella dijo:

—Quiero ver a Matthew.

—Entonces, para allá vamos —y los tres niños se tomaron de la mano y en menos de un destello de luz, estaban dentro de la habitación de Matthew. Era un lugar muy especial, tal cual Matthew se lo había descrito. Con su colección de libros, sus gorras, sus recuerdos de todos los lugares que había visitado… Matthew estaba dormido en su cama y Lily quiso llamarlo, pero los niños le dijeron que no lo hiciera, que ya debían regresar. Entonces, Lily se acercó a Matthew, le dio un beso en la mejilla, y le susurró al oído: “te veré en mis sueños”.

Los tres niños regresaron a la biblioteca, y Lily se despidió de Alí y Hassam, y estos, en un abrir y cerrar de ojos, se metieron nuevamente dentro del Libro.

Lily regresó al sillón  y  dió un suspiro pensando en todo lo que había sucedido, cerró los ojos y se adormeció con una sonrisa en el rostro después de esta gran aventura.

 

 

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